En los pueblos de 3000 habitantes como Montecelio hay pocas cosas por hacer y pocos lugares donde ir. Y por supuesto que hay una plaza. Una piazza. La Piazza San Giovanni. Es el centro de Montecelio. Allí, por supuesto, está la iglesia San Givanni Evangelista. Cuando la tarde empieza a caer y la gente vuelve de sus trabajos, los bares cercanos a la plaza comienzan a poblarse. Los vecinos salen a la calle y cuando llegan a la plaza se saludan y se cuentan sus hazañas. Comienzan a caminar por la plaza. Lentamente. A paso cansino. Charlan. Gesticulan. Y cuando llegan al final de la plaza, dan la vuelta y caminan otra vez. Y siguen conversando y gesticulando. Repiten este rito una y otra vez. Y no me cansé de mirarlos. Y mirarlos. Así es como Montecelio revive todos los días. Cuando cae el sol. En cada caminata. Y en cada conversación.
jugando...
Hace 14 años
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